
La isla de Gran Canaria esconde tesoros naturales que parecen detenidos en el tiempo. En uno de los lugares más recónditos de la isla se encuentra uno ellos, el Barranco de Siberio. Una profunda hendidura en la tierra que se quiebra desde Tejeda hacia La Aldea de San Nicolas. En las profundidades entre la Mesa del Junquillo y el Macizo de Inagua/Pajonales.
El barranco en sí no es muy largo, sin embargo el entorno lo convierte en un lugar escarpado y que se resiste a ser explorado.
Desde el inicio de la ruta en la Degollada Chiquita, en la GC-606, se tiene una buena y sobrecogedora panorámica del reto que supone descender al cauce del barranco y remontar sus escarpadas paredes.
Es un regalo como pocos ver salir el sol tras la silueta del Bentayga y derramarse por las verticales paredes de piedra.


Los primeros metros discurren por una serpenteante carretera de tierra, que rápidamente hay que dejar para tomar un sendero a la derecha y descender de forma cómoda por un camino bien marcado y sin dificultad. En torno al KM 2 se llega al caserío de Siberio, muy cerca del cauce del barranco, y se atisba un poco más abajo la aislada Casa de Evaristo.
La casa de Evaristo parece anclada en el tiempo. Un banco hecho con piedras en el exterior invita a sentarse y escuchar el murmullo del agua abriéndose camino por el fondo del barranco.
A partir de este punto, en épocas de lluvia o en primavera, el cauce del barranco es una maraña de vegetación. Un espeso cañaveral dificulta abrirse camino. Algunos mojones guían los pasos a través de la tupida vegetación para cruzar al otro lado del barranco, y a partir de ahí, que es la cota más baja, comenzar el ascenso por la vertiente sur en dirección a la Cañada de la Jurona, pasando el camino por delante del Caidero del Palmito muy cerca del KM 4.

De vez en cuando conviene echar la vista al fondo del barranco para ser consciente del desnivel salvado y de lo agreste del terreno.
El KM 5 da un poco de tregua con una pequeña meseta, que en primavera se llena de flores amarillas. Desde aquí en los días claros se puede divisar el Teide alzándose en el horizonte.
Y en este privilegiado e inaccesible enclave se encuentra la Casa de Juan Mateo. Testigo del devenir de las décadas y el pasar de las estaciones. Un lugar casi de culto en el que desconectar de las banalidades de la civilización. Aunque para quitarle épica, renunciando también a las comodidades que ofrecen las atestadas urbes.
Conviene recrearse un poco en este lugar y comer algo antes de seguir el ascenso, pues todavía queda un buen trecho de subida, en esta ocasión enfilando el barranco del Lomo, y aunque paralelo al de Siberio, perdiendo este de vista.

En el KM 7, casi como un hito marcando la cota más alta de la ruta, se encuentra el Roque del Cofre, o Roque Mulato, que se alza 820m sobre el nivel del mal. Desde aquí también hay una panorámica que permite distinguir el Roque Palmés, cercano al barrio de El Toscón. Y tímidamente, por detrás del macizo, se puede ver el Bentayga. Si se alza la vista hacia el centro de la isla, algo más alejado también se puede ver el Roque Nublo. Así que desde este punto se tiene acceso visual a los 4 roques más importantes y representativos de la isla.
Ya solo quedan unos metros de subida antes de empezar el descenso hacia las casas de Taygüy, que se divisan desde lo alto.
Un descenso pronunciado y serpenteante, en el que conviene estar atento para evitar resbalones acaba de nuevo en el fondo del barranco. Este pequeño caserío se encuentra en la cabecera del barranco de Siberio, que está formado por la confluencia de el barranco del Juncal y el del Roque.
Aquí, pasado el KM 9, hay una pequeña fuente que en días de calor es como un oasis en el que hidratarse con agua fresca. Es una portezuela metálica que alberga en el interior una llave de paso y una larga manguera.
A partir de aquí el resto del sendero es bastante más anodino. Una carretera a ratos hormigonada y a ratos de tierra asciende insulsa hasta un pequeño grupo de casas al borde del asfalto que nos devuelve a la civilización.
Lo que resta del trayecto es por la misma GC-606 hasta la degollada chiquita en la que se cierra este sendero circular.